La importancia de finanzas personales para mujeres.

La enorme falta de participación de las mujeres en el manejo de sus finanzas no es una cosa del pasado. En la actualidad, las mujeres seguimos teniendo poco conocimiento y control de nuestro patrimonio.

¿Te sorprenderías si te dijera que el 66% de las mujeres en Guatemala no tienen educación financiera y que solo el 33% de mujeres adultas tiene una cuenta de ahorro, en comparación al 50% de los hombres adultos?. Esto significa que 66 de cada 100 mujeres están perdiendo la oportunidad de crear seguridad en su futuro y libertad financiera, ¿increíble, no? Estos comportamientos son similares en el resto de Latinoamérica y en el mundo. De hecho, según investigaciones del World Bank, las mujeres representan el 56% de todos los adultos no bancarizados.

Muchas de nuestras lectoras pensarán: “pero yo manejo las finanzas de la familia”. La verdad es que, una realidad “trampa” en la que caemos las mujeres es en el tomar responsabilidad de las tareas cotidianas y dejarle a nuestra pareja las finanzas de más largo plazo. De hecho, un estudio de UBS Wealth Management destaca que casi todas las mujeres a nivel mundial están muy involucradas en las finanzas del día a día, como los gastos de la casa y el pago de facturas. Pero, según este mismo estudio, aproximadamente el 60% de las mujeres no participa en los aspectos más importantes de su bienestar financiero: inversiones, seguros, jubilación y  otros planes a largo plazo.

Todo esto tiene un impacto enorme. Piénsalo de esta manera: nosotras como mujeres vivimos en promedio 4 años más que los hombres. Estos son 4 años más de gastos a final de nuestras vidas que son años donde no estamos recibiendo ingresos. Además, al empezar a tener hijos, probablemente dejamos de trabajar por un par de años y por ende dejamos de generar ingresos. Si a esto le sumamos la falta de cultura financiera en nuestros países donde nunca nos enseñaron finanzas personales para mujeres en nuestros colegios, la brecha salarial en la cual las mujeres ganamos muchos menos que nuestros iguales hombres, y además la parte tradicional que es pensar que las finanzas personales se deja a la pareja, nos encontramos en una situación de mucha desventaja.

¿Por qué me debería de importar aprender a manejar mis finanzas personales?

1) Las mujeres enfrentamos retos únicos

La falta de educación financiera tiene un impacto enorme en nuestras vidas. Como mujeres enfrentamos desafíos únicos debido a que nuestra expectativa de vida es más larga que la de los hombres, los ingresos de por vida más bajos y es común tener interrupciones profesionales. Por si eso no fuera suficiente, culturalmente somos vistas como el género dependiente. La libertad e igualdad de la mujer están correlacionadas con su capacidad de ser financieramente autosuficiente. Esta es una razón por la cual debemos empezar hoy a organizar nuestras finanzas y generar un patrimonio que nos permita ser financieramente independiente ante cualquier situación.

2) Existe una relación entre la dependencia financiera y la violencia en el hogar

Los sociólogos que estudian la dinámica del poder dentro de las familias han descubierto que cuando un miembro de la pareja depende económicamente del otro, el dependiente tendrá menos poder en la relación. Dado que, en promedio, las mujeres ganamos menos que los hombres en un nivel similar al nuestro, la dependencia económica hace mucho más difícil que abandonemos un matrimonio disfuncional o relaciones abusivas. De hecho una de las mayores razones por las cuales las mujeres no salen del círculo de la violencia o no denuncia a su agresor es porque les da miedo quedarse sin nada.

Cuando hablamos de violencia no solo nos referimos a la violencia física, si no también a la violencia patrimonial o violencia económica. Este tipo de violencia abarca cualquier acto u omisión que afecta la situación económica de la víctima, como por ejemplo negar los recursos económicos destinados a satisfacer sus necesidades básicas, causando violencia emocional. Estos escenarios son más comunes de lo que pensamos.

3) La educación financiera está inversamente correlacionada con la fragilidad financiera

Tener más conocimientos financieros se asocia con una mayor probabilidad de poder manejar dificultades financieras inesperadas.

Según un estudio del Global Financial Literacy Excellence Center (GFLEC), realizado por la universidad de George Washington hay una fuerte correlación inversa entre la educación financiera y la fragilidad financiera. Una manera de medir la fragilidad financiera es la capacidad de disponer de manera rápida de efectivo para solventar un imprevisto sin tener que endeudarte. Los datos del estudio reflejan que la educación financiera reduce significativamente la probabilidad de que las personas caigan en una situación de fragilidad financiera. Esta tendencia se mantiene en todas las edades, niveles educativos y sectores sociales. ¿La razón? Quienes cuentan con educación y cultura financiera tienen mayores probabilidades de planificar su jubilación, de controlar sus gastos y de ahorrar, reduciendo la probabilidad de caer en una situación de fragilidad financiera hasta en siete puntos porcentuales.

¿Por qué nos aferramos a ignorar nuestro futuro financiero?

1) La industria financiera no toman en cuenta las variables específicas de la mujer

Las disparidades en el acceso financiero y la falta de soluciones financieras centradas en las necesidades de la mujer son dos de los principales factores que limitan las posibilidades de las mujeres de adquirir libertad financiera y poder económico y que contribuyen a la brecha de género en la participación financiera y en la riqueza hacia las mujeres.

La industria financiera dominada por hombres no ha mostrado interés en ofrecer sus productos o servicios a las mujeres. Según el McKinsey Global Institute, la falta de servicios financieros inclusivos que permitan a las mujeres sentirse seguras invirtiendo es uno de los 4 problemas principales que impiden la igualdad de género.

Las instituciones financieras no ofrecen inversiones para mujeres, es decir servicios que tengan en cuenta características exclusivas de las mujeres, tales como: mayor aversión al riesgo, horizontes de inversión más largos, necesidad de mayor capital en el retiro dado la esperanza de vida más larga en comparación a la del hombre, entre otros. Esta desconsideración hace que las mujeres sientan que los asesores y las instituciones no comprenden sus necesidades financieras.

2) Falta de cultura financiera y educación financiera

Crecemos en una sociedad que nos enseña que las finanzas no son tarea de las mujeres. Culturalmente en nuestra sociedad, y esto es claro generalizando, las mujeres se asocian tradicionalmente con las actividades del hogar y generalmente no reciben la misma educación financiera que los hombres. La mayoría crecemos pensando que el dinero es algo que maneja nuestro padre y que las finanzas son cosas de hombres. No es de extrañar que el 47% de las mujeres considere que invertir es una de las actividades más estresantes de sus vidas. El 83% justifica las diferentes decisiones financieras a largo plazo ante sus cónyuges diciendo: “Creo que mi cónyuge sabe más sobre este tema que yo.” “Nos dividimos las tareas y mi enfoque es en otras responsabilidades”. A las mujeres nos enseñan a ser muy buenas ocupándonos del día a día, y a dejarle las decisiones de largo plazo a nuestra pareja. Somos excelentes enfocándonos en el presente, en toda la parte “operacional del hogar”, pero dejamos de un lado la planificación financiera para nuestro futuro, y no nos damos cuenta del error hasta que es muy tarde.

3) La percepción que las mujeres somos malas con las finanzas

Las mujeres crecemos pensando que no tenemos que aprender a manejar las finanzas porque “alguien” las va a manejar por nosotros, ya sea nuestro papá o pareja porque ellos son mejores que nosotras en este tema. Un estudio de UBS señala que en los Estados Unidos, las mujeres optan por no participar en decisiones financieras a largo plazo porque creen que no saben lo suficiente y que sus cónyuges saben más. El dejar participar en decisiones financieras causa muy a menudo que no intentemos aprender.

Y si intentamos aprender, la creencia de que somos malas manejando la finanzas también se traduce en querer sobrecompensar por nuestras inseguridades. En general, siendo las mujeres más perfeccionistas, queremos asegurarnos que sabemos absolutamente todo antes de comenzar a tomar decisiones financieras. Antes de comenzar a tomar control de nuestro dinero nos decimos a nosotras mismas “quiero aprender más antes de hacerlo”, “No estoy lista, tengo que aprender más”, “todavía no se lo suficiente”. Esto nos lleva a esperar y esperar hasta sentirnos expertas. Lo malo es que este sentimiento nunca llega.

¿Qué puedo hacer yo para cambiar esta situación?

Sí, hay muchos problemas culturales y sistemáticos que de no existir la realidad sería otra y no habría necesidad de escribir este artículo. Cambiar estos problemas de brecha de género en finanzas toma tiempo y no depende de una sola persona, pero esto no significa que la solución sea quedarnos con los brazos cruzados y esperar a que la situación cambie por nosotras. Hay muchas cosas que puedes hacer para que desde hoy empieces a cambiar y proteger tu futuro. Te comparto 3 de ellas:

1) La educación es clave y es el primer punto de partida para tu éxito financiero. Es triste que en las universidades no nos enseñan nunca sobre finanzas personales, pero afortunadamente cada vez hay más opciones para aprender.

a. Puedes empezar por leer libros. A mi me gusta “Padre Rico Padre pobre” ya que es un excelente libro para empezar.

b. Leer blogs como Inversión Simple  es una buena forma de aprender y mantenerte actualizada. Muchas veces las instituciones financieras tienen sus propios blogs también. Encuentra uno que te guste tanto su contenido y su estilo y que sea fácil de entender para que lo disfrutes.

c. Sigue a cuentas en LinkedIn, Twitter, Instagram y/o Facebook. También te recomendamos suscribirte a newsletters ya que es la manera más fácil de mantenerte al día de todo lo que pasa en el mundo.

2) No te trates de volver experta de un día al otro. Para empezar, no necesitas ser experta en finanzas para controlarlas y además, sólo te vas a estresar y las vas a abandonar. Empieza por algo, aunque sea poquito y ve agregando cosas poco a poco. Puedes empezar con el propósito de leer un blog a la semana y de ahorrar una cantidad con la que te sientas cómoda cada quincena.

3) Huye de las personas que te prometen maravillas como opciones de inversión y que prometen hacerte millonaria en un mes y sin riesgo. Puede ser muy tentador caer en este tipo de estafas que ponen en riesgo tu dinero.

Invertir en nuestra salud financiera es invertir en nosotras mismas. Podemos esperar a que el mundo cambie y se elimine la brecha de género en finanzas  o podemos tomar acciones para manejar nuestras finanzas y lograr ser económicamente libres e independientes. Es tu decisión.

Las consecuencias de no llevar una planeación y control financiera son muchas: violencia en el hogar, fragilidad financiera, dependencia económica, riesgo de no poder enfrentar situaciones desafortunadas e inesperadas, no tener poder sobre nuestras decisiones y poner en riesgo nuestro futuro, entre muchas otras.

No pienses que estás sola en este proceso – te aseguro que no lo estás. El tema de las finanzas personales para mujeres es tabú, pero no debe serlo. Te sorprenderías de cuántas mujeres están en la misma situación que tú. Entre más pronto empieces, más rápido lograrás tus objetivos y obtendrás poder financiero. Seamos la inspiración para nosotras mismas, nuestras amigas, nuestras hijas y otras mujeres.

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